Cuadernos de

Medicina Forense

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COMENTARIO DE LIBROS

 


LA VALORACI�N LEGAL DEL DA�O CORPORAL. Mariano Medina Crespo. Editorial Dykinson, S.L. 726 p�gs. Madrid, 1997.

 

Nos hemos decidido en traer a estos comentarios un libro eminentemente jur�dico, porque creemos que si todos los antes comentados son de utilidad a los juristas para ilustrarse en t�rminos m�dicos, no est� de m�s que los m�dicos sepamos el alcance del uso que de nuestros informes se puede hacer.

 

El libro, de gran extensi�n y exhaustividad en los temas, da una versi�n personal y cr�tica en cada cap�tulo y sit�a el estado actual dentro de una evoluci�n hist�rica, lo que permite comprender que el Baremo es un mal menor y que lo tratado hasta ahora no es m�s que un punto de partida, por lo que el libro termina en un "Ep�logo Esperanzado", en el que interesa que el actual sistema se extienda a cualquier supuesto de Responsabilidad Civil mediante una Ley Org�nica de Valoraci�n de la Vida Humana y del Da�o Corporal, ateni�ndose a la propuesta del recientemente fallecido RUIZ VADILLO.

 

Se obtienen tambi�n de la lectura datos sobre los l�mites de la actuaci�n, destacando la opini�n de FERN�NDEZ ENTRALGO de lo imprescindible de que la pericia m�dica no rebase su propio campo, sin que le competan valoraciones que corresponden a otros saberes; y la de REPRESAS V�ZQUEZ que defiende la obligaci�n del perito m�dico de conocer las implicaciones jur�dicas de su informe seg�n el estilo propuesto por SIMONIN, lo que no concuerda con nuestro sistema de que el informe escrito sea estrictamente conclusivo con reserva de las argumentaciones para el juicio oral.

 

En este sentido, el mayor inter�s m�dicoforense radica en el protagonismo cuantificador. En alguna parte del libro se dice que los diagn�sticos son m�dicos y que los puntos son jur�dicos y que los m�dicos deben limitarse a exponer con claridad y precisi�n. Seg�n nuestro criterio y aparte de la dificultad de lo que se pide, fijar puntuaciones dentro de un mismo ep�grafe exige conocimientos m�dicos.

 

Lo anterior es un simple ejemplo. El libro muestra inquietudes, se�ala fallos y aporta jurisprudencia, todo lo cual es una invitaci�n a su consulta dentro de una actividad cada vez m�s frecuente y con implicaciones de �rdenes muy diverso, que va a necesitar cada vez m�s de la imparcialidad del M�dico Forense.

 

Dragy

 

 

 

EL DELIRIO, UN ERROR INNECESARIO.CaNlos Castilla del Pino. Ediciones Nobel S.A. 270 p�gs. Oviedo, 1998.

 

Por primera vez incluimos es esta secci�n un comentario de una monograf�a psiqui�trica y esto en raz�n de lo fundamental del conocimiento de la din�mica del delirio dentro de la pr�ctica m�dicoforense en su importante papel en la determinaci�n de la imputabilidad.

 

Este trabajo que dio a su autor el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos, recoge en dicho estilo mucho de lo antes publicado en su Introducci�n a la Psiquiatr�a que public� Alianza Universidad, pero apareciendo aqu� de modo mucho m�s amplio y atractivo.

 

El ensayo consta de una Primera Parte de presupuestos l�gicos, psicopatol�gicos y sist�micos del delirio, y una Segunda dedicada al estudio del sujeto delirante. En ambas hay que destacar los rasgos que imprime el autor, inconfundibles y magistrales, de los que el primero es el propio estilo basado en un profundo conocimiento de la gram�tica, distinguiendo lo sint�ctico de lo sem�ntico, utilizando t�rminos de poco uso (solipsismo, anacoluto...) o introducidos de nuevo cu�o (prototeor�a, para�no�dia, delirema...), haciendo constantes referencias a los conceptos b�sicos de la psiquiatr�a alemana y relacionando expe�riencias con citas literarias y filos�ficas (el libro termina con la exposici�n de la Teor�a de la locura de Schopenhauer).

 

Pero lo aut�nticamente original, lo que le da calidad al ensayo, es el planteamiento, en el que la primera idea est� en se�alar la "barrera diacr�tica" que se para el espacio denotativo externo y el interpretativo interno, y que el delirio se da por fallo de su permeabilidad, por lo que una interpretaci�n se homologa a una obser�vaci�n, de lo que se deduce que el delirio no es creencia sino evidencia de y que el delirante no comete error sino que est� instalado en �l.

 

Sobre los temas delirantes sostiene dos puntos de vista: el primero, hacerlos derivar de cada yo (o self, en su anterior Tratado) er�tico, corporal, actitudinal e intelectual; el segundo, de depreciaci�n y de exaltaci�n, considerando que son sucesivos y que este �ltimo no siempre se alcanza. Ya en esto se empieza a ver la tesis fundamental del trabajo: el delirio como necesidad, o mejor como pr�tesis, y su demostraci�n con la depresi�n que pueden producir dos neurol�pticos al actuar curando el delirio.

 

Por �ltimo, decir que despu�s de leer este libro se est� en mejor disposici�n de estudiar enfermos delirantes y que es uno de los libros que debe ser le�do para no caer en el fallo, que en el pr�logo se menciona, de considerar el DSM-IV como el �nico libro de Psiquiatr�a.

 

Dragy

 

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