Cuadernos de

Medicina Forense

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Bibliofilia M�dicolegal

 


Alfonso Galnares Ysern

Acad�mico Numerario de la Real Academia de Medicina de Sevilla


 

Este libro tiene la principal caracter�stica en el hecho de que figura como primer autor el Doctor en Leyes Pedro Miguel de Peir� y como segundo Jos� Rodrigo, Doctor en Medicina. A pesar de ello no es un texto de Derecho con a�adidos cient�fico-m�dicos, sino que es un aut�ntico tratado de Medicina Legal, lo que consideramos como una aut�ntica rareza bibliogr�fica.


Pero no es solo esto lo que nos ha movido a traer el libro a estas p�ginas, inmediatamente despu�s de los indiscutibles primeros magistrales tratados espa�oles de la especialidad. La impresi�n de un tomo de solo 465 p�ginas en cuarto es de una gran belleza y tambi�n es sorprendente la concisi�n de su contenido, ateni�ndose m�s a la definici�n que al ejemplo, cosa infrecuente en un libro de Medicina Legal escrito en 1839.


Seg�n se lee en la Advertencia preliminar, esta edici�n corrige y ampl�a la primera de 1832, agotada r�pidamente, que se hizo "sin un modelo que imitar por ser la primera de su especie que se publicaba en Espa�a" y que en la segunda ya teniendo presente la reedici�n en Francia del Manual de Sedillot, recurre a suprimir las citas de autores interruptoras de la atenci�n, en todo lo que puede verse no solo la primicia sino tambi�n la actualidad de la obra.


Consta la obra de tres partes, ocupando la primera ciento veintis�is p�ginas dedicadas a matrimonio, embarazo, parto, infanticidio, atentados al pudor, afecciones mentales, sordomudez, simulaci�n y exclusi�n del servicio militar, la segunda a tanatolog�a, envenenamientos, adulteraci�n de alimentos y falsificaci�n de documentos, todo ello en el doble de p�ginas que la anterior, estando el resto reservadas a modelos de documentos medicolegales, parte esta en las que a los pr�cticamente vigentes todav�a, se a�aden los de tasaci�n entonces de uso muy habitual y como curiosidad la petici�n del burgomaestre de Brujas a nuestro gran Orfila a pesar de ser profesor en un pa�s extranjero, por precisarse la opini�n de la primera autoridad internacional.


De la lectura de estas p�ginas se obtiene un perfecto conocimiento del momento jur�dico, m�dico y social de principios del siglo XVIII, sirviendo como muestra la defensa de la exclusi�n de la pena de muerte a los enfermos mentales, la puesta a disposici�n del marido ofendido siempre que perdone o mate a los dos, el intento de exculpaci�n del suicida, el diagn�stico de la naturaleza de la sangre animal al reproducirse su olor al calentarla con �cido sulf�rico, el atrevimiento diagn�stico de decidir el sexo de donde provienen las manchas de sangre, la pena de muerte en el delito de aborto, la recomendaci�n negativa de apreciaci�n al microscopio de las manchas de esperma a pesar de conocer el descubrimiento de los espermatozoides por Leuvoenh�ck y las disculpas que anteceden a la descripci�n de la sodom�a por considerar que por existir no puede dejar de ser tratada.

 

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� 2010  Cuadernos de Medicina Forense

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