Cuadernos de

Medicina Forense

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   BIBLIOFILIA M�DICOLEGAL                                                                                  Cuad Med Forense 2011; 17(1):43

A. Galnares

Acad�mico Numerario de la Real Academia de Medicina de Sevilla


Manuel d'autopsies ou M�thode de pratiquer     les examens cadav�riques au point de vue clinique et m�dico-l�gal

Autor: Harris, Thomas

A�o de edici�n: 1888

Idioma: Ingl�s (traducci�n: H. Surmont)

Editorial: A. Manceaux. Bruxelles.

 

El valor bibliof�lico de este peque�o manual de Autopsias, aparte de estar editado en 1888, lo encontramos por ser el primero de los que conocemos que est� traducido al franc�s a partir de una primera edici�n en ingl�s, lo que demuestra el referente de la Medicina Legal de Francia a finales del siglo XIX, que en este caso queda representado en la intervenci�n como autor de Thomas Harris, profesor de patolog�a del brit�nico Owen�s College y como traductor y actualizador del texto de H. Surmont de la Facultad de Medicina de Lille (B�lgica).

Es un m�nimo tratado que, en solamente noventa p�ginas dedicadas a las autopsias cl�nicas y m�dico legales, pretende orientar a los estudiantes en el trabajo de anfiteatro seg�n el m�todo de Virchow aprendido por el autor con Rindsfleisch en W�rtburg (Alemania). En el prefacio se explica que no se trata de un texto de anatom�a patol�gica, por lo que m�s que detallar el desarrollo de cada cap�tulo, procede destacar aquellos marcadores de la interesante �poca en que el libro fue escrito. En esta l�nea llama la atenci�n la descripci�n del material necesario para practicar las autopsias en el medio rural, tales mesas de cocina, lienzos y disponibilidad de agua fr�a y caliente.

La parte expositiva incluye solamente nueve grabados, estando dedicados cuatro de ellos a los cortes para abrir las cavidades cardiacas, y otros al instrumental, al lavado de los intestinos y a la disecci�n del cerebro.

Figuran como ap�ndices tres apartados: el primero de ellos describiendo los riesgos a que est�n expuestos los prosectores, con especial �nfasis en la protecci�n con dediles (mejor que con guantes de caucho), con colodi�n, con aceite de oliva o con una mezcla de cera de abeja y vaselina, de las manos con m�nimas heridas por donde pueda entrar el veneno (sic); el segundo de ellos informando muy detalladamente del modo de hacer anotaciones durante la autopsia; y el �ltimo apartado describiendo el arreglo del cad�ver hasta dejarlo con el mismo aspecto que ten�a antes de la intervenci�n tanatol�gica.

El af�n did�ctico del libro queda demostrado en una nota del traductor franc�s explicando que los cortes cerebrales descritos por el autor del libro no son los realizados en Francia, donde se prefieren las secciones coronales del enc�falo seg�n la t�cnica de Richer en el Servicio de Charcot en la Salp�tri�re o las modificaciones de Pitres y las de Fleshing en las que se act�a con los hemisferios separados de Fleshing o de Brissaud con cortes oblicuos.

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