EDITORIAL Cuad Med Forense 2011; 17(3):109-110
La especialidad de Medicina Legal y Forense
en la encrucijada. La crisis como oportunidad
The speciality of Legal and Forensic Medicine at the crossroads.
The crisis as an opportunity
Aurelio Luna Maldonado
Catedr�tico de Medicina Legal. Universidad de Murcia. Presidente de la Sociedad Espa�ola de Medicina Legal.
Mis primeras palabras han de ser de agradecimiento al Consejo de Redacci�n de Cuadernos de Medicina Forense por su amable invitaci�n para realizar unas breves reflexiones sobre nuestra Especialidad de Medicina Legal y Forense.
La publicaci�n el pasado 15 de julio por parte del Ministerio de Sanidad del proyecto de Real Decreto de Especialidades en Ciencias de la Salud ha supuesto una situaci�n de alivio, ante la amenaza de riesgo objetivo de desaparici�n de nuestra especialidad.
Resulta dif�cil para un observador profano comprender las razones que situaron a nuestra especialidad en una situaci�n tan dif�cil, y quiz�s ello pueda ser explicado por el desconocimiento de la misma por parte de los propios m�dicos, a pesar de ser una de las primeras especialidades reconocidas en Espa�a (Ley de Sanidad de 20 de noviembre de 1855, Cap�tulo XVI, art. 93). Cuando se promulg� en 1955 la ley sobre Ense�anza, T�tulo y Ejercicio de las Especialidades M�dicas (Ley de 20 de julio de 1955), la Medicina Legal y Forense figuraba entre las treinta y tres Especialidades M�dicas y as� se ha mantenido hasta que recientemente, como todos conocemos, el Ministerio de Educaci�n se plante� su desaparici�n.
No es el momento de practicar uno de los deportes m�s consolidados en nuestro pa�s como es la �b�squeda del culpable� y, por el contrario, lo que necesitamos es la b�squeda de soluciones para evitar que se puedan repetir situaciones como las que hemos vivido recientemente. Ahora tenemos en nuestras manos las soluciones y la capacidad de llevarlas a cabo y aunque es cierto que la historia no debe olvidarse, debemos aprender de ella y no quedarnos en est�riles ejercicios de lamentos y recriminaciones.
La separaci�n de la Medicina Legal Universitaria y los M�dicos Forenses nos ha empobrecido mutuamente y est� en la base del problema, por lo que es absolutamente necesario que los Ministerios de Educaci�n, Sanidad y Justicia lleguen a acuerdos sensatos, para ofrecernos el mismo tratamiento que se otorga al resto de las Especialidades M�dicas. En este sentido, creo que las plazas vinculadas en los Institutos de Medicina Legal (IML) son parte de la soluci�n.
Los IML deben ser el lugar de formaci�n de los futuros residentes de Medicina Legal y Forense y de los cuatro a�os de formaci�n, que como m�nimo debe tener nuestra especialidad, dos deber�an ser hospitalarios y los otros dos en aquellos IML que re�nan las condiciones adecuadas para el ejercicio de la docencia.
Estos son los criterios compartidos de forma un�nime por la Comisi�n Nacional de nuestra especialidad, pero siendo lo anterior parte importante y necesaria de las soluciones, no las agotan. Un elemento esencial es que todos los que practicamos esta especialidad contribuyamos con nuestras reflexiones, aportaciones y an�lisis cr�tico al enriquecimiento y reforma del programa de la misma a trav�s de las sociedades cient�ficas, asociaciones profesionales e incluso de forma personal, dirigi�ndolas a la Comisi�n Nacional de la Especialidad.
Si hay una palabra de actualidad es la de �crisis�, pero que no cunda el p�nico, no voy a hablar de econom�a sino de Medicina Legal, porque nuestra situaci�n, aunque con algunas similitudes, presenta afortunadamente diferencias sustanciales y soluciones m�s f�ciles y aplicables desde el sentido com�n. Toda crisis es una oportunidad si se sabe aprovechar, y nosotros podemos y debemos aportar soluciones. La Medicina Legal tiene un amplio museo, lleno a rebosar, de oportunidades perdidas, por lo que no debemos incluir ninguna m�s.
La docencia de la Medicina Legal en nuestro pa�s presenta una serie de carencias entre las que destaca la necesidad urgente de integraci�n de las actividades docentes y periciales. Padecemos de forma intensa lo que se puede denominar el efecto Mateo en la Ciencia ya que, parafraseando al evangelista, �a los que m�s tienen m�s se le dar� y a los que menos tienen, aun lo poco que tienen se les quitar�. En el n�cleo de nuestra situaci�n est� el problema, a mi juicio esencial y b�sico, del divorcio entre la asistencia y la docencia, por lo que considero que el problema se puede resolver mediante la integraci�n y las plazas vinculadas en nuestra disciplina, no desde presupuestos de privilegio sino desde los principios de objetividad, m�rito y capacidad.
Estoy convencido que nuestro trabajo cotidiano y el esfuerzo de todos nos permitir�n consolidar y dar un impulso nuevo a esta apasionante especialidad.
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