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Manual práctico de Psiquiatría Forense Autor: Manuel J. Checa González Año de edición: 210 Idioma: Español Editorial: Barcelona. Elsevier España. Páginas: 511

Este Manual de Psiquiatría Forense notoriamente destaca entre aquellos otros que hemos manejado en la práctica y hemos comentado en su día en esta sección de la revista, diferencia que es indiscutiblemente debida a su autor, el Dr. Manuel J. Checa, del Instituto de Medicina Legal de Almería, tanto por la calidad del proyecto como por la realización de una obra en la que además han intervenido como coautoras, en un tema tan de actualidad como la violencia de género, dos psicólogas especializadas, y también, a título de revisores externos, una treintena de profesionales del ámbito de la Psiquiatría y de la Administración de Justicia. Otro mérito del libro está constituido por la exhaustividad demostrada en el contenido de temas habitualmente no tratados, tal como por la psicopatología de la conducta motriz, como por la extensión y el detalle dados a cada una de las materias, unido a una estricta fundamentalidad basada en la ausencia de cualquier dato innecesario. Sin embargo, el valor fundamental de la obra viene dado por su carácter de manual práctico, destinado a una frecuente utilización por juristas y forenses no necesariamente con experiencia asistencial psiquiátrica, lo que se corresponde con el hecho de que en este libro el magisterio psiquiátrico se ofrece a los médicos forenses desde la especialidad ejercida en su propio ambiente institucional.

El texto está dividido en cuatro partes, de las cuales las dos primeras son de la máxima importancia médico-forense, ya que a pesar de constar solamente de siete capítulos en dos secciones, se tratan temas tan específicos como los documentos médico-legales (tanto forenses como asistenciales y corporativos), el intrusismo (en el cual el autor califica de dudosa y presumiblemente intrusa la intervención judicial de determinados peritos) y la investigación por métodos inductivos, analógicos y deductivos, los distintos rangos de certeza categórica y relativa, y el modo de realizar los informes periciales en las distintas jurisdicciones (resaltando la sinrazón de la sistemática petición de hacer jurar o prometer al médico forense, quien por su condición tiene cumplido este mandato desde su toma de posesión).

La tercera parte es la más extensa del libro, ya que ocupa tres quintos del texto divididos en cinco secciones tituladas Psiquiatría forense, Psicopatología de las funciones psíquicas, Imputabilidad, Violencia de género y Otras pericias, dentro de las cuales hay capítulos tan especialmente didácticos para el médico forense como para hacer una llamativa recomendación de su lectura. De ellos son ejemplo los dedicados a la peritación médica oficial y privada, al procedimiento penal militar, al médico forense como testigo, a las diferencias entre Psiquiatría Clínica y Psiquiatría Forense, a la evaluación psicopatológica en el contexto forense, a la valoración psicológica en la violencia de género, a los aspectos médico-legales de la peligrosidad criminal y a la valoración del daño psíquico.

La cuarta parte, dedicada a los trastornos mentales desde la perspectiva médico-forense, consta de poco más de cien páginas, como corresponde a la intencionalidad del manual de limitar este extensísimo campo de la Psiquiatría a lo que atañe al ejercicio médico-forense, completando la información debidamente obtenida de otras fuentes de estudio.

Por último, cabe señalar el trabajo editorial de la Editorial Elsevier, presente en cuatro continentes, al editar un libro de fácil manejo y por la idea de incluir un acceso on line con diez casos clínicos, 150 preguntas de evaluación y algunos modelos de informes y de historias clínicas, con lo que se pretende la creación de un espacio interactivo.

Essential Forensic Neuropathology   Autor: Troncoso JC, Rubio A, Fowler DR, editores Año de edición: 2010 Idioma: Inglés Editorial: Baltimore-Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins Páginas: 318

La complejidad del sistema nervioso central y las dificultades que presenta su correcta disección hacen que la Neuropatología forense sea el más importante de los retos con que se encuentra la medicina forense, y ante el cual el arma más eficaz es el estudio de un libro tan completo como este, que firman sus tres autores patólogos del estado de Maryland, en contenido y detalles, aunque venga clasificado de esencial.

El libro sigue las modernas tendencias editoriales en Medicina en cuanto a formato, encuadernación, titulaciones, encuadres, diferencias en tipo y coloración de las letras, y esquemas y sobretodo tablas, figuras, fotografías de gran calidad y colocación de la bibliografía al final del capítulo, todo lo cual hace que pueda ser considerado tanto como atlas como libro de estudio y de consulta.

La obra está compuesta de 24 capítulos, que agrupando algunos de ellos pueden corresponder a patología traumática, vascular, metabólica, tumoral, neurodegenerativa, desmielinizante y tóxica, a los cuales habría que añadir los dedicados a procesos no asociados a una etiología predeterminada, como la muerte súbita y el abandono negligente de adultos y lactantes, y los dos importantes últimos capítulos dedicados a neurorradiología postmórtem y a artefactos y falsas apariencias (mimickers).

A nuestro entender, el estudio de la Neuropatología forense no ha sido suficientemente agotado, siendo este el primer texto especializado que ha llegado a nuestras manos, por lo que no extraña que sorprendan por demostrativas algunas descripciones y muchas de sus microfotografías. Además de ello, sobresale el tratamiento dado en sus correspondientes capítulos a procesos tales como el estado de confusión sin pérdida de consciencia acompañado de parálisis (lockedin), las petequias perivasculares por electrocución, las no siempre específicas lesiones cerebrales por hipertermia o hipotermia, las diferencias de los efectos lesivos por sacudida o impacto cerebral, la distinción entre edema (aumento de contenido líquido) e hinchazón cerebral (aumento por expansión intravascular o intraventricular), las lesiones encefálicas por reacción adversa a drogas de abuso, la importancia de las lesiones en las arterias carótida y vertebral en los traumatismos craneoencefálicos y cervicales, los efectos cerebrales de la hipoglucemia y de las intoxicaciones cianhídricas y por monóxido de carbono, y el daño pleomórfico encefálico producido por enfermedades mitocondriales (epilepsia mioclónica y los raros síndromes de Kearns-Sayre y de Leigh).

Obviamente, son importantes desde el punto médico forense los hallazgos en la autopsia de lesiones producidas postmórtem por putrefacción, por extracción del eje encefalomedular y por la fijación previa de los cortes, y aquellos otros causados por una acción quirúrgica previa y los tipos de estructura interpretables como patológicos, tales como la pseudomeningitis infantil debida a la propia hipercelularidad de las leptomeninges del niño, la pseudo encefalitis del recién nacido por su particular tendencia a la profusión de neuroblastos migrantes y la pseudohemorragia subaracnoidea en los adultos por una ocasional hiperpigmentación por melanina, con posibilidad de interpretación como hemocromatosis o traumatismo antiguo.

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